Sobre el escenario, Matías Patinho y Darío Artiguenave se agachan y manipulan botones y perillas de sus extensas y complejas pedaleras. No se sabe muy bien que movimiento corresponde a cual variación sonora, pero la sensación que transmiten (más allá de la música) es la de dos chicos jugando. Al fondo, su aliado Emiliano Rimoldi alterna la batería acústica con el octapad, entrando en esa atmósfera de juego sonoro que varía y multiplica focos de atención auditiva.
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Imagen: Matías Bianchi |
Lo que se destaca a lo largo de Fulgor es la profundización de la banda en el trabajo sonoro. Los diferentes planos conforman una instrumentación exuberante por momentos, más llana en otros pasajes, pero siempre con la complejidad que permite la experimentación. Lo que cambia notablemente son los climas que con esa premisa generan en Lado A y Lado B. En la primera parte predominan tempos rápidos, melodías ágiles y arreglos con brillo, mientras que la segunda parte está conformada por canciones más largas, tempos lentos, la oscuridad de los sonidos graves, y melodías vocales más sostenidas y alargadas.
De la misma manera, hay una continuidad y un quiebre en las letras. Lo que recorre el disco de principio a fin es una actitud introspectiva que, de manera activa señala la búsqueda de cambio y superación permanentes. Desde formas explícitas como no te alcanza lo que sos, y empezas a pensar y pensar hasta lugares más crípticos como hoy quiero ser yo con todo lo demás, algo va a estallar. Sin embargo, también en este sentido se advierte una diferencia entre Lado A y Lado B. En el comienzo hay detalles de optimismo (descubrí que había adentro mio un verano invencible), pasajes sanadores (no te hundas en el sillón, no dejes que te lime el dolor) y circunstancias triunfales (te busqué siglos en este mundo, y te encontré). La segunda parte se torna oscura (nos vienen a buscar las sombras, ahora) o decididamente en la búsqueda autoperceptiva esencial (hacia el mar es donde voy, a mirar lo que soy, sin pensar, sin hablar, en una canción recuperada de la excelente Sesión delta). La síntesis final profundiza esta idea y la ubica en el plano liberador: a través de la oscuridad profunda se vio a si mismo.
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Foto: Martín Marchetti |
Ficha técnica:
PRANA Matías Patinho - voz, guitarras y sintetizadores
Darío Artiguenave - bajo, programaciones y coros
Emiliano Rimoldi - batería, percusión y accesorios
invitados:
Marian Betervide - voz en "Nada más" y coros en "Acantilados", "Elefantes de Metal" y "Salta"
Juan "Tata" Cedrón - voz en "Fulgor" (bonus track)
Mauricio Mayer - coros en "Nada en el Mundo" y "Verano Invencible", piano en "Fulgor" (bonus track)
Pedro Bulgakov - coros en "Nada en el Mundo", tablas en "Ser Parte del Viento"
Leo Giordano - sintetizadores
Santiago Coria - teclados y sintetizadores
Manuela López Corral - texto para "Fulgor" (bonus track)
Arte Gráfico - Matías Bianchi
Grabado entre junio de 2017 y mayo de 2018 en Estudio Mixo (Vicente López)
Producción artística:
Prana y Fernando Taverna
Ingeniero de grabación y mezcla:
Fernando Taverna (Estudio Mixo)
Master:
Daniel Ovie (OVIE Mastering)
Cucha! Discos 018
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