lunes, 26 de noviembre de 2018

Los rituales fantásticos de la llanura

La llanura pampeana, para los que la habitamos y nos criamos en ella, no es un espacio geográfico, ni una región económica unificada. Es nuestra primera representación del infinito, y por lo tanto un espacio imaginario donde caben rituales, costumbres, personajes. Un paisaje en apariencia sereno con un pasado salvaje y bárbaro que aún nos conmueve, nos atrae, nos constituye, con malones, zanja de Alsina, castillos ocultos, luz mala, inundaciones y matanzas.
"Entonces cuando lees Cien años de soledad es lo mismo. O sea, la forma de vivir la realidad es la misma. Y por ahí en un lenguaje que nos resulta más cercano, ves Big fish, que es eso mismo. Como una mirada romántica de un pasado super real, que si lo mirás de cerca tiene telarañas, pero se puede poner romántico y se torna literario" dice Pedro Bedascarrasbure, cantante y guitarrista de Tanque, criado en esa terraza que estas pampas tienen en Tandil. "Queriamos que el disco tuviera canciones, y a la vez explorar los rituales", completa, refiriendose a Los tigres de la nueva sensibilidad y abriendo una de las puertas de entrada de la obra..
No es casual, entonces, que el primer tema (Puente de fierro) refiera a uno de esos rituales: la ruta, el camino de tierra, las tranqueras, el río de llanura, la pesca. Un recorrido habitual que al ser contado (cantado) adquiere aquellos ribetes mágicos, casi oníricos, de cabezas en el puente, sangre, agua y barro. Un punto de partida para una historia que transcurre en este territorio imaginario, donde hay amor en el viento, pero también hay trincheras, y el mal ha triunfado de nuevo, viste un tanque en la estación, por lo tanto hay una guerra que pelear, en perfecta complicidad vos y yo contra los empresarios, contra los dinosaurios, contra todo el poder del mal.
Cabe así mismo leer la historia con el aporte de nuevas miradas. Si bien el título del disco proviene de la pluma unificada de Borges y Bioy, puede decir mucho más que eso en un puñado de canciones escritas casi en su totalidad con un yo narrativo neutro. "Nosotros somos 4 varones que por momentos caemos en lugares estúpidos comunes que trascienden nuestra deconstrucción, o que tienen que ver con la deconstrucción. Pero tenemos una nueva sensibilidad" dice Pedro Bedascarrasbure. Tal vez aparezca apenas como otra pregunta sin respuesta que no encaja en el rompecabezas porque nunca se nos dio la instrucción, pero tal vez sea también una revisión de lo que ese territorio imaginario y sus rituales nos han exigido más o menos explicitamente.
El entorno musical refuerza estas ideas que recorren el disco. No hay climas festivos, sino más bien guitarras oscuras, predominan los tempos lentos y medios, las melodías largas y los riffs bluseros. En esas 11 canciones que transcurren en 42 minutos está plasmado el crecimiento de la banda, con un sonido ya asentado y hecho propio.


Foto: Manuel Cascallar
“Los tigres de la nueva sensibilidad” fue producido por la misma banda, grabado en el conservatorio Gilardo Gilardi de la ciudad de La Plata los días 13, 14 y 15 de octubre de 2017. Cuenta con la presencia de Lucas Finocchi, integrante de Mostruo!; Sebastián Coronel, de La Teoría del Caos y Santiago Peri de Los Valses. Las voces fueron grabadas en el estudio Tomas del Mar Muerto por Joaquín Castillo, miembro de Güacho.
La mezcla fue hecha por Joaquín Castillo en TMM.


Tanque: Juan Baiardi, Pedro Bedascarrasbure, Joan Benito Britez y Facundo Lopez.


lunes, 19 de noviembre de 2018

Crema llena el tanque

Un slide suave e hipnótico como el humo, una melodía nostálgica y melancólica fifty-fifty, un tempo lento, y una letra que avisa: "Cuando encuentras la soledad susurra sus palabras tristes". Con ese combo, Crema del cielo inicia su cuarto disco, Nock racional. Ciertamente, luego del fade out con coros en formato lamento, 10 segundos de sintes nos meten en un rock tenso y directo con finale cuasi festivo, que tranquilamente podría ser un primer track. Pero no hubiera anunciado los caminos por los que el disco invita a perderse como lo hace Soledad.
Porque Queso y nuez, más allá del chiste del título, señala que te puede ir más o menos bien, pero sabés y sentís que todo es una mierda, y más adelante el amor será definido por las ausencias en Cuando no estas. Aún cuando el tempo sea más rápido, No quiero verte más también expresa la nostalgia de haber vivido buenos tiempos y caer en la cuenta de que a toda primavera le llega su final.
El equilibrio del disco está logrado en la alternancia con canciones como Pájaro y piedra, donde un bajo galopante soporta la añeja complicidad de la guitarra y el teclado, Hombres sin corazón, en la que a fuerza de teclas, sintetizadores y ritmo se genera un sonido bien de los 80, o incluso en Arroyo, que aún con su tempo lento rescata que todavía hay quienes encuentran la ocasión de cantar y por eso tienen todo lo que quieren. También aporta a la variedad de sonidos el tema de cierre, Gol: una canción deforme con referencias en José Mercado, expresión del deseo de echar a patadas a los que te prometen primaveras con el invierno bajo el poncho.
Todo disco contiene y expresa una parte del clima de época. Puede ser más o menos transparente, más o menos explícito, pero ahí está no solamente la individualidad del compositor (o de la banda como unidad) sino también el efecto que el ánimo colectivo tiene en esa individualidad. En ese sentido, Nock racional es un disco transparente más no necesariamente explícito. El guiño máximo es Huevos de serpiente, que parte del amargo despertar de un sueño mágico y lo convierte en el amoroso deseo de llenar el tanque y chocar de frente.


Foto: Martín Bonetto

Ficha técnica:

Crema del cielo son:
Gabriel Rulli: guitarra y voz
Daniel Rulli: Percusión y coros.
Lautaro Ramirez: Bajo y coros.
Eduardo Carreras: Batería y coros.
Leo Giordano: teclados, sintetizador y coros.
Jorge Leguizamón: Guitarra y coros.

Todos los temas fueron grabados en toma caliente los días 16,17 y 18 de febrero de 2018 en Estudios Panda.
Grabados por Mario Breuer y Gualberto de Orta, con la asistencia de Sergio Martinez y Teodoro Caminos.
Producido, mezclado y grabado de overdubs en Tolosa Estudio por Eduardo Carreras.
Asistencia doctorada en batería por Luciano "Lulo" Esaín.
Masterizado por Max Scenna en Quick Sun.
Arreglo y direccion de cuerdas en Soledad Alejandro Lorca
Musicos invitados : Fernando Glombobsky guitarra slide y coros
Soledad: Sergio Poli (primer violin), Fernanda Ortega Passalacqua (segundo violin), Sofia Vocaturo (viola), Pilar de Larrañaga (cello)
Gol: Manuel Gonzalez Ponisio en saxo Baritono.

lunes, 12 de noviembre de 2018

Valses asiáticos

"Hace 3 meses el disco no estaba. Tuvimos una fecha que salió mal, con poca gente. Ya teníamos pautada la fecha de hoy. Y bueno, presentemos disco, nos dijimos". El que habla es el Tano Peri, guitarrista de Los Valses, y hoy es 18 de agosto, y estamos en Guajira, y recién se bajan del escenario, y dieron un show contundente intercalando ternuras y rabias. Lo que acaban de presentar de puro guapos es Asia menor, un disco del que sólo se conocen 2 temas, tal es la urgencia de dar un salto para adelante. Pero ahora, sobre el escenario, el disco está.
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Foto: Manu Cascallar
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Aquella necesidad de acelerar hace de Asia menor un disco rápido (que no es lo mismo que apurado), con 7 canciones en casi 21 minutos, promediando así los 3 que debe durar toda canción perfecta. Por si fuera poco, el disco se diferencia de su antecesor desde el comienzo. Si en el debut la banda calmaba las ansias del cantante con una intro de minuto y medio, en esta oportunidad la urgencia desatada lo pone a Pablo Matías Vidal a cantar cinco segundos después de darle play.
No es un dato menor. Es el síntoma de una amalgama perfecta de la banda. La comprensión de los momentos, de los tiempos y de las propias necesidades está plasmado en ese mínimo detalle. Si en aquel debut los músicos se unieron en torno a las canciones del Mago, ahora las canciones son las que toman forma en torno a la banda. Ese universo creativo, pensado de esa manera, permite entonces que entre las canciones de Vidal aparezca una compuesta por Oscar Trani (baterista), que no desentona en absoluto con las demás.
Con tempos en promedio más rápidos que en el trabajo anterior, las canciones van del homenaje a Antonio Porchia (con cita incluida) al viaje por Ensenada plenos de curiosidad y fascinación, de la relajada Teleférico a la tensión final de Sin salir. Se suman aquellas que habían funcionado como adelanto: Yucatán y Solitario, y la perla del disco, Huye el sol (Asia menor), una canción que por ritmo, melodía y letra es difícil dejar de escuchar. En ese sentido, lo que se reafirma es la idea de álbum. Las canciones se pueden ordenar de acuerdo a distintos climas, pero en definitiva es eso: un álbum de canciones.
Por ese lado están las continuidades. Las canciones del Mago siempre van a tener una frase que queda repicando, la guitarra de Peri siempre va a dejar una melodía silbable y pegadiza, y las bases de Trani y Gabo Ricci siempre van a marcar el paso para una buena caminata.


Se suman invitados en 4 tracks: Juan Baro Latrubesse (compañero de Vidal en Niños Knoll, integrante de Fus delei y El estrellero) en teclados y sintetizadores, la inconfundible voz de Gustavo Caccavo (Elefante Violeta, Villelisa, Drogal), y los vientos de Ignacio DiMartino (trompeta) y Daniel Rivara (trombón). Diseño de tapa nuevamente a cargo de Pablo Libera, sobre foto de Manuel Cascallar. Fue grabado en Estudio Mirifico (Facundo Lizondo y Nico Carlino) y en El desierto audiofactoría (Lautaro Barceló). Mezclado por Nico Carlino y masterizado por Gabo Ricci. Bajo sello Pontaco, lo encontrás en Spotify y en YouTube.